miércoles, mayo 30, 2007

Una publicación Bimestral (Parte I)

En los pasados días, me he encontrado volviendo a cosas que había dejado de lado hace como dos años atrás. Una de ellas es ver anime solo, ya que hasta ahora era más bien una actividad grupal de fondo para las reuniones entre amigos, o para alguna otra situación mas íntima (pero igual de otaku). La segunda, estar a punto de comprar una nueva consola con todo lo que implica. La tercera, y que quizá me trajo más recuerdos, fue pasar por Lecturas a comprar una Lazer.

Creo que fue un día de 1999 cuando la conocí. En ese entonces vivía en Buenos Aires y gran parte de mi tiempo era dedicado a videojuegos single player: survival horrors, RPGs, FPSs, etc. Como no podía ser de otra manera, mensualmente compraba Next Level, que supo ser la mejor revista argentina de y para gamers. Mi costumbre era comprarla y después leerla tirado debajo de un árbol que esta en la entrada al taller chapista de mi viejo.
Ese día, un amigo se acercó mientras leía vaya uno a saber que reseñas sobre juegos de PSX. Me pidió para hojearla, y en cuanto terminó dijo algo como: "Lazer le rompe el culo a esta revista"; una comparación tonta e inapropiada. De todos modos, fue hasta su casa y me trajo el #15 con el Caballero de Pegaso en la tapa. Horas más tarde me encontraba en su casa, rogándole por los números atrasados tal cual un junkie.

En ese entonces, para un chico del conurbano, Internet era una especie de rumor, algo que había gratis en el edifico de Telefónica y servía para conseguir dibujos o fotos. Por eso, los informes, artículos y secciones fueron como un rayo de positrones. Mucha información, conceptos, términos y elementos que me faltaban en la materia aparecieron ahí, con una accesibilidad sorprendente, ya que si bien Next Level contaba con la sección de Patricio Land para hablar sobre animanga, la recuerdo como algo fría y cerrada. Esa accesibilidad inicial, se debió siempre a su sentido del humor, no como un medio a la Santiago Videla en Next Level, sino como un fin. Secciones enteras apuntadas solo al humor, como esas inciáticas No Podes! que eran una mezcla de artículo con monologo de ira, denuncia, y unos cuantos delirios propios. También Gente al Pedo, que usando el estilo de los infomerciales, se proponía describir esos inútiles artefactos llamados chindogus. Fuera de las secciones de humor, se podría decir que la revista en general se veía atravesada por un animo distendido e informal. Noticias bizarras en News, lenguaje coloquial rayando lo vulgar por momentos, y los chistes subidos de tono en los pies de foto, marca registrada ya de Editorial Ivrea.

Los pre-adolescentes y adolescentes recién entrados quedamos fascinados. Desde siempre habíamos visto series de anime, desde siempre nos habíamos obsesionado con ellas. Recién ahora tenían nombre, género, y hasta un autor que no era el mismo para todas las series, como algunos suponían. Recién ahora aparecía este tal Leandro Oberto, con tantas cosas interesantes por decir. Y más importante aún: recién ahora teníamos conciencia de qué éramos

jueves, mayo 24, 2007

Murita Ken!

Es casi sistemático que al visitar la casa de un amigo, uno termina descubriendo algo nuevo, o redescubriendo lo viejo. El sábado pasado, un rato después de llegar a la primera escala antes de una momentánea fuga a Las Piedras, me dicen: "no no, TENES que ver este video". En el mundo otaku es moneda corriente una frase así, que puede ir desde un corto inédito de Nihei, al último capítulo del mech-anime de moda. No obstante y para mí fortuna, resultó ser algo completamente impredecible: un corto argentino sobre la vida de dos otakus, llamado (valga la redundancia) "Otakus".

Detrás de tal idea, esta Andrés Borghi, director, guionista y encargado de los efectos especiales. Justamente, este último aspecto fue premiado en el Uncipar 2007, abriéndole las puertas a participar en el festival de cine internacional Unica de este año.



Sobre el corto en sí, se puede decir que "Otakus" es una obra muy bien lograda, inteligente, y hecha por personas que saben del tema. Durante sus 8 minutos de duración consigue unir una gran cantidad de recursos estilísticos y gags del género de una forma dinámica; se suceden o se dan al mismo tiempo, pero no saturan al espectador para demostrarle la temática propuesta.
El género tomado fue el shonen, y por ende vamos a poder apreciar los típicos diálogos rígidos y sobreexplicativos, primacía de la acción por sobre los sentimientos, rayos, bolas de energía, gente atravesando edificios de un golpe, y hasta la inmortal sweat drop.

Otro punto importante tiene que ver con el localismo que se puede apreciar, tanto el explícito como el implícito. Ese nivel explícito es objetable para algunos, que les puede rechinar la utilización de símbolos locales para denotar su proveniencia (como la mulita que da título al post, o los impresentables hinchas de Boca y San Lorenzo).
Sin embargo, en un nivel más profundo y escondido, podemos apreciar una lectura acertada de lo que es el mundillo otaku del Río de la Plata. Y es que, no solo se tomó al shonen, sino al subgénero más emblemático del anime para la región: el shonen de peleas. Factor que no esta suelto, sino que se apoya en los dos animes que dieron el punto de partida a la generación de otakus aparecida en los 90's. Sí, nada mas y nada menos que Saint Seiya y Dragon Ball, series que marcaron un método a seguir, y que por estos lares han penetrado en la población en general. Con respecto a lo que aparece en pantalla, no se limita a las menciones directas de parte de los protagonistas, sino que trabaja con la estética y estilo marcial de estos, que refleja claramente a uno y otro anime (es muy distintiva la escena en que mientras uno quema su cosmos, el otro aumenta su ki).
En una mención más breve, se podrían destacar la aparición de otras características del otaku rioplatense, como pueden ser la Internet-dependencia o el relacionamiento entre pares más íntimo, o barrial si se quiere.
Todos estos aspectos son sin lugar a dudas los que enloquecen a cuanto fan local del anime se cruce, dándole entrada y lugar también al público mas general.

El ending también hace el guiño correspondiente: un tema melódico y lento mientras se suceden dibujos con mangas de fondo, que remata con un certero: "Si entiendes lo que me pasa/Eres un otaku más"